El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, busca
potenciar la industria automotriz en mediante la prohibición que al estado de California
que cree sus propios estándares para las emisiones de vehículos.
El objetivo de Trump es “producir automóviles menos costosos” y “sustancialmente MÁS SEGUROS”.
Por lo tanto, aseguró que con esto se podrá sustituir “autos
más viejos, altamente contaminantes”, por otros “nuevos, extremadamente
respetuosos con el medioambiente.
El presidente afirmó que además que su medida traerá
“¡TRABAJOS, TRABAJOS, TRABAJOS!”, evitando que California “se quede sin
negocio”.
La Casa Blanca se dispone además a eliminar la estricta
regulación establecida por el demócrata Barack Obama sobre los estándares de
Combustible Económico Promedio Corporativo (CAFE, en inglés).
Usando su autoridad para establecer objetivos de emisiones,
California había fijado estándares aún más estrictos que requerían que la
industria automotriz concibiera vehículos de cero emisiones, incluidos híbridos
enchufables, vehículos eléctricos de batería pura y automóviles impulsados
por hidrógeno.
En un tuit de respuesta, el gobernador demócrata de
California, Gavin Newsom, aseguró que la medida de la Casa Blanca “le costará a
los consumidores 400 000 millones de dólares” y disparará las emisiones
contaminantes. La cifra aportada por Newson supondría 10.000 dólares por
habitantes.
California ya ha presentado esfuerzos legales para evitar
dicha medida. Otros 13 estados que habían adoptado regulaciones tan estrictas
como las suyas -Oregon, Washington, Colorado, Maryland, Pennsylvania, Delaware,
New Jersey, New York, Connecticut, Rhode Island, Massachusetts, Vermont y Maine-
podrían unirse al estado.
Teniendo en cuenta la mala calidad del aire en ciudades como
Los Ángeles, el gobierno de Obama le había otorgado a California la autoridad
para establecer estándares más estrictos. Respondiendo a los informes de que la
Casa Blanca se estaba preparando para eliminar esa exención, Newsom hizo
público un comunicado advirtiendo que la medida “podría tener consecuencias
devastadoras para la salud de nuestros hijos y para el aire que respiramos».
El gobierno está involucrado en una “cacería de brujas
contra California y los fabricantes de automóviles”, expresó la Unión de
Científicos Preocupados, un grupo de defensa sin fines de lucro, haciendo suya
una frase que Trump aplicó a menudo a la investigación de la Trama Rusa.
A principios de este mes, el Departamento de Justicia
anunció una investigación antimonopolio sobre el acuerdo alcanzado por cuatro
fabricantes de automóviles, Ford, VW, Honda y BMW, con los reguladores de
California, que los obligaría a cumplir con estándares de emisiones y
kilometraje más estrictos de lo que se espera que establezca la administración
Trump.
En julio pasado, el presidente atacó directamente este
acuerdo con California, en un tweet que decía: “Henry Ford estaría muy
decepcionado si viera a sus descendientes modernos querer construir un
automóvil mucho más caro, que es mucho menos seguro y que no funciona bien,
porque los ejecutivos no quieren luchar contra los reguladores de California”.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés), una de
las dos oficinas encargadas de regular los estándares federales de millaje,
inicialmente descalificó del acuerdo entre los fabricantes de automóviles y la
Junta de Recursos del Aire de California, considerándolo un “truco de
relaciones públicas”.
El debate sobre los estándares federales actuales de
economía del combustible se remonta mucho antes de las elecciones de 2016. Si
bien la industria automotriz llegó a un compromiso desde el principio con la
administración Obama, estableciendo un objetivo de 54.5 millas por galón para
2025, el acuerdo exigía una “revisión a medio plazo” que exploraría si este
objetivo seguía siendo factible. Con el rápido cambio de automóviles de
pasajeros a camionetas y vehículos utilitarios menos eficientes en combustible,
varios fabricantes de automóviles comenzaron a presionar para una reversión, una
solicitud que Obama rechazó.
Inicialmente, algunos de esos fabricantes apoyaron el plan
de la administración Trump para llevar a cabo su propio análisis. Pero la
revisión preliminar del año pasado revelada conjuntamente por la EPA y la
Administración Nacional de Seguridad del Tráfico de Carreteras fue mucho más
allá de lo esperado, y recibió poco apoyo de la industria.
En junio, 17 fabricantes de automóviles enviaron una carta a
la Casa Blanca instándola a no retroceder tanto.
Varias encuestas, una de ellas realizada por la entidad sin
fines de lucro Unión de Consumidores, han encontrado un fuerte apoyo público
para aumentar los objetivos en la economía del combustible. En los últimos
días, fuentes del gobierno han indicado que las revisiones finales de CAFE
verán menos retrocesos que los descritos en 2018, según un reporte de NBC News.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, estima que cada
año mueren de consecuencia de la contaminación ambiental 4,6 millones de
personas en todo el mundo. Esta contribuye al calentamiento del planeta, un
proceso que provoca cambios severos y extremos en el clima como más sequías e
inundaciones y tormentas más intensas.